Recuerda siempre la parábola del sembrador: “Y las semillas se esparcieron por diferentes lugares; unas cayeron en tierra dura y se secaron; otras se las comieron los pájaros, otras no encontraron tierra fértil y hubieron aquellas que si cayeron en la tierra buena y florecieron maravillosamente”. Así son las palabras, hay aquellas que llegan al corazón y alma de muchos seres y otras se terminan perdiendo porque el viento de la vida se las lleva...
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