viernes, 28 de diciembre de 2012

LA IRA



Mi carácter impulsivo me hacía estallar en cólera a la menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba en consolar a quién había herido o dañado.

 
 
LA IRA

"Mi carácter impulsivo me hacía estallar en cólera a la menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba en consolar a quién había herido o dañado.

Un buen día un psicólogo apareció en mi camino. Me vio dando mis acostumbradas excusas tras una explosión de ira de las buenas. Me paró y me entregó un papel liso, y entonces me dijo con autoridad y aserción: -"¡estrújalo!"-
Sin salir aún de mí asombro pero sintiendo una profunda simpatía por la afabilidad de su rostro, obedecí e hice una bola con el papel que me había entregado.
Luego, me dijo: -"Ahora, intenta dejar este papel como yo te lo di, liso e impoluto..."-

Como ya supondréis, no pude dejarlo como estaba. Por más que lo intenté, el papel ya estaba estropeado y lleno de arrugas.

Entonces él me dijo:

"El corazón de cada persona es como ese papel. La impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como las arrugas de este papel.
Aunque intentar enmendar el error es tan lícito como lo es el pedir perdón, ese corazón ya queda, de alguna forma, "marcado".
Por impulso e inconsciencia, no nos controlamos y sin pensar arrojamos de forma visceral, como víbora expulsando su veneno, palabras llenas de odio y rencor. Luego, cuando pensamos sobre ello y a nuestra alma acude el recuerdo de nuestro acto, nos arrepentimos sobremanera.
Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos desandar lo andado, borrar lo que ya quedó grabado. Y lo más triste de todo, es que inconscientemente vamos dejando "arrugas" en muchos corazones a los que sólo deberíamos Amar.
Así que, desde hoy, cuando sientas deseos de estallar recuerda en forma de imagen y con un sentimiento de Amor al pobre "papel arrugado".
"Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios".

DESCONOCIDO
 
Un buen día un psicólogo apareció en mi camino. Me vio dando mis acostumbradas excusas tras una explosión de ira de las buenas. Me paró y me entregó un papel liso, y entonces me dijo con autoridad y aserción: -"¡estrújalo!"-
Sin salir aún de mí asombro pero sintiendo una profunda simpatía por la afabilidad de su rostro, obedecí e hice una bola con el papel que me había entregado.
Luego, me dijo: -"Ahora, intenta dejar este papel como yo te lo di, liso e impoluto..."-

Como ya supondréis, no pude dejarlo como estaba. Por más que lo intenté, el papel ya estaba estropeado y lleno de arrugas.

Entonces él me dijo:

"El corazón de cada persona es como ese papel. La impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como las arrugas de este papel.
Aunque intentar enmendar el error es tan lícito como lo es el pedir perdón, ese corazón ya queda, de alguna forma, "marcado".
Por impulso e inconsciencia, no nos controlamos y sin pensar arrojamos de forma visceral, como víbora expulsando su veneno, palabras llenas de odio y rencor. Luego, cuando pensamos sobre ello y a nuestra alma acude el recuerdo de nuestro acto, nos arrepentimos sobremanera.
Pero no podemos dar marcha atrás, no podemos desandar lo andado, borrar lo que ya quedó grabado. Y lo más triste de todo, es que inconscientemente vamos dejando "arrugas" en muchos corazones a los que sólo deberíamos Amar.
Así que, desde hoy, cuando sientas deseos de estallar recuerda en forma de imagen y con un sentimiento de Amor al pobre "papel arrugado".
"Somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestros silencios

jueves, 27 de diciembre de 2012

DESIGNIOS DE DIOS





La vida es un gran misterio, cada uno de los caminos que nos va mostrando nos enseña algo, algo de nosotros mismos, algo de los demás y también algo del misterio mismo de la vida.
Cuando nos enfrentamos a situaciones que no podemos solucionar en el tiempo y la forma que nosotros consideramos adecuado nos vienen muchas preguntas, muchos cuestionamientos que nos hacen dudar acerca de nosotros mismos, de nuestra habilidad y de la vida misma.
Son esos momentos de aridez donde reflexionamos, donde nos encontramos con la persona que realmente somos… esas etapas son las que más enriquecen, las que forjan el carácter, las que te enseñan que hay jerarquías en la vida, el principal que Dios sabe mejor que nosotros lo que más nos conviene, cuando cuestionamos tanto, cuando nos sentimos impotentes ante la adversidad no nos percatamos que en realidad lo que estamos haciendo es creyendo que sabemos más que Dios lo que no...
s conviene, estamos poniendo en tela de juicio que su inteligencia es superior a la de nosotros, entonces esos momentos sirvan para hacer un espacio de oración, un espacio de recogimiento interior donde embarnezca nuevas ideas, formas creativas de hacer las cosas, confiando en que ese tiempo de espera nos dará el respaldo que estamos necesitando, la base que solo Dios en su inmensa sabiduría y con su visión global comprende que nosotros necesitamos.
Me llena de esperanza, de ilusión y de ternura pensar, creer, confiar y sentir que Dios me está cuidando, que Dios me protege siempre y que cuando cierra una puerta es porque me está llenando de Él, es porque está separando un tiempo para estar a solas conmigo, hablándome de su inmenso amor.
No es fácil esperar, vivimos en un mundo rápido, donde todo es “exprés” a la orden, drive inn…no estamos acostumbrados a sujetarnos a las leyes divinas.
Me duele esperar, me “desespera” esperar…no me gusta…pero me rindo ante Dios, comprendiendo profundamente que todo en mi vida Él lo permite para mi mayor bien.
Sea pues este tiempo de espera el momento propicio para que yo me prepare para todas las bendiciones de Dios y sea este espacio en si una gran bendición en mi vida.

 Por Velia Zatarain