sábado, 9 de febrero de 2013

PRIMER TALLER DE AÑO


NO TE PONGAS LIMITACIONES, PUEDES HACER MUCHO MÁS DE LO QUE CREES










No había en aquel pueblo un oficio peor conceptuado y peor
pagado que el de portero del prostíbulo... Pero ¿qué otra cosa
podría hacer aquel hombre...
?
De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no
tenía ninguna otra actividad ni oficio. En realidad, era su
puesto porque su padre había sido el portero de ese prostíbulo y
también antes, el padre de su padre.
Durante décadas, el prostíbulo se pasaba de padres a
hijos y la portería se pasaba de padres a hijos.
Un día, el viejo propietario murió y se hizo cargo del
prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor. El
joven decidió modernizar el negocio.
Modificó las habitaciones y después citó al personal para
darle nuevas instrucciones.
Al portero, le dijo:



—A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta,
me va a preparar una planilla semanal. Allí anotará usted la
cantidad de parejas que entran día por día. A una de cada
cinco, le preguntará cómo fueron atendidas y qué corregirían
del lugar. Y una vez por semana, me presentará esa planilla con
los comentarios que usted crea convenientes.
El hombre tembló, nunca le había faltado disposición al
trabajo pero...
—Me encantaría satisfacerlo, señor –balbuceó— pero yo...
yo no sé leer ni escribir.
—¡Ah! ¡Cuánto lo siento! Como usted comprenderá, yo no
puedo pagar a otra persona para que haga estoy y tampoco
puedo esperar hasta que usted aprenda a escribir, por lo
tanto...
—Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en
esto toda mi vida, también mi padre y mi abuelo...
No lo dejó terminar.
—Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por
usted. Lógicamente le vamos a dar una indemnización, esto es,
una cantidad de dinero para que tenga hasta que encuentre
otra cosa. Así que, los siento. Que tenga suerte.
Y sin más, se dio vuelta y se fue.
El hombre sintió que el mundo se derrumbaba. Nunca
había pensado que podría llegar a encontrarse en esa situación.
Llegó a su casa, por primera vez, desocupado. ¿Qué hacer?
Recordó que a veces en el prostíbulo cuando se rompía
una cama o se arruinaba una pata de un ropero, él, con un
martillo y clavos se las ingeniaba para hacer un arreglo sencillo
y provisorio. Pensó que esta podría ser una ocupación
transitoria hasta que alguien le ofreciera un empleo.
Buscó por toda la casa las herramientas que necesitaba,
sólo tenía unos clavos oxidados y una tenaza mellada. Tenía
que comprar una caja de herramientas completa. Para eso
usaría una parte del dinero que había recibido.
En la esquina de su casa se enteró de que en su pueblo
no había una ferretería, y que debería viajar dos días en mula
para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. ¿Qué más
da? Pensó, y emprendió la marcha.
A su regreso, traía una hermosa y completa caja de
herramientas. No había terminado de quitarse las botas cuando
llamaron a la puerta de su casa. Era su vecino.
—Vengo a preguntarle si no tiene un martillo para
prestarme.
—Mire, sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para
trabajar... como me quedé sin empleo...
—Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
—Está bien.
A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino
tocó la puerta.
—Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo
vende?
—No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería
está a dos días de mula.
—Hagamos un trato –dijo el vecino— Yo le pagaré a usted
los dos días de ida y los dos días de vuelta, más el precio del
martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?
Realmente, esto le daba un trabajo por cuatro días...
Aceptó.
Volvió a montar su mula.
Al regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su
casa.
—Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro
amigo?
—Sí...
—Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a
pagarle sus cuatro días de viaje y una pequeña ganancia por
cada herramienta. Usted sabe, no todos podemos disponer de
cuatro días para nuestras compras.
El ex –portero abrió su caja de herramientas y su vecino
eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le
pagó y se fue.
“...No todos disponemos de cuatro días para hacer
compras”, recordaba.
Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él
viajara a traer herramientas.
En el siguiente viaje decidió que arriesgaría un poco del
dinero de la indemnización, trayendo más herramientas que las
que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en
viajes.
La voz empezó a correrse por el barrio y muchos
quisieron evitarse el viaje.
Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas
viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.
Pronto entendió que si pudiera encontrar un lugar donde
almacenar las herramientas, podría ahorrar más viajes y ganar
más dinero. Alquiló un galpón.
Luego le hizo una entrada más cómodo y algunas
semanas después con una vidriera, el galpón se transformó en
la primera ferretería del pueblo.
Todos estaban contentos y compraban en su negocio.
Ya no viajaba, de la ferretería del pueblo vecino le
enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente.
Con el tiempo, todos los compradores de pueblos
pequeños más lejanos preferían comprar en su ferretería y
ganar dos días de marcha.
Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría
fabricar para él las cabezas de los martillos.
Y luego, ¿por qué no? las tenazas... y las pinzas... y los
cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos...
Para no hacer muy largo el cuento, sucedió que en diez
años aquel hombre se transformó con honestidad y trabajo en
un millonario fabricante de herramientas. El empresario más
poderoso de la región.
Tan poderoso era, que un año para la fecha de comienzo
de las clases, decidió donar a su pueblo una escuela. Allí se
enseñarían además de lectoescritura, las artes y los oficios más
prácticos de la época.
El intendente y el alcalde organizaron una gran fiesta de
inauguración de la escuela y una importante cena de agasajo
para su fundador.
A los postres, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad
y el intendente lo abrazó y le dijo:
—Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos
conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro
de actas de la nueva escuela.
—El honor sería para mí –dijo el hombre—. Creo que
nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni
escribir. Yo soy analfabeto.
—¿Usted? –dijo el intendente, que no alcanzaba a creerlo
—¿Usted no sabe leer ni escribir? ¿Usted construyó un imperio
industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me
pregunto ¿qué hubiera hecho si hubiera sabido leer y escribir?
—Yo se lo puedo contestar –respondió el hombre con
calma—. ¡Si yo hubiera sabido leer y escribir... sería portero del
prostíbulo!.

JORGE BUCAY
 

martes, 5 de febrero de 2013

DEJAR IR

“Dejar ir” no significa dejar de cuidar, significa que no puedo hacerlo por otra persona.
“Dejar ir” no es aislarme, es darse cuenta que no puedo controlar a otro.
“Dejar ir” no es permitir, sino reconocer el aprendizaje de las consecuencias naturales.
“Dejar ir” es admitir la impotencia, que significa que el resultado no esta en mis manos.
“Dejar ir” no es tratar de cambiar o culpar a otro, es sacar lo máximo de mi mismo.
“Dejar ir” no es cuidar, sino atender.
“Dejar ir” no es reparar, sino ser de apoyo.

“Dejar ir” no es juzgar, sino permitirle a otro que sea un ser humano.

“Dejar ir” no es estar en el medio arreglando todos los resultados,
sino permitir a otros que influyan en sus propios destinos.
“Dejar ir” no es ser protector, es permitir a otro que enfrente la realidad.
“Dejar ir” no es negar, sino aceptar.
“Dejar ir” no es regañar, reprender o discutir, sino buscar mis propios defectos y corregirlos.
“Dejar ir” no es ajustar todo a mis deseos, sino tomar cada día como viene y apreciarme a mi mismo en el.
“Dejar ir” no es lamentar el pasado, sino crecer y vivir para el futuro.
“Dejar ir” es temer menos y amar mas.

~Louise Hay~

DEJAR IR ,LOUISE HAY


lunes, 4 de febrero de 2013

EL PODER DE LA GRATITUD

Ser agradecido es una de las actitudes más bellas y que más transformaciones puede provocar en el ser humano.

Ser agradecido a la vida, a cada una de las experiencias, incluso las más difíciles, ya que de ellas se obtiene el mayor de los aprendizajes. Ser agradecido a lo vivido cada día, con todos sus matices, con sus luces y sus sombras.

Ser agradecidos por nuestro cuerpo, por ser la herramienta perfecta para movernos en este plano. También si tenemos dificultades o no contamos con la salud más óptima, ya que esta realidad puede enseñarnos a adaptarnos de otra manera.

Ser agradecido a los dones que nos hacen únicos e irrepetibles, al talento que nos posibilita expandir nuestro potencial y cumplir con nuestra misión, la que solo nosotros podemos realizar.

Ser agradecido por las oportunidades que tenemos cotidianamente de expresar buenos sentimientos y realizar loables acciones; por nuestra capacidad de amar, de reír, de llorar, de redescubrir lo que nos rodea con una mirada distinta.

Ser agradecido a las personas que formaron parte de nuestro camino y a las que nos acompañan en nuestro presente. Ser agradecido con las que entablamos lazos constructivos, que posibilitan sacar de nosotros, lo mejor, como también con las que tenemos relaciones difíciles, ya que de todas y cada una aprendemos y lo que con ellas vivamos nos ayuda a superarnos con la lección que nos dejan.

Ser agradecido con uno mismo, cuando nos prodigamos cuidados, nos protegemos y buscamos nuestro bienestar, sea éste, físico, mental o espiritual.

Ser agradecido, siempre y ante toda circunstancia; con los otros y con nosotros. Conservar esta capacidad cuando las situaciones no resultan como queremos, significa aceptar y honrar la vida, ya que a pesar de lo que consideremos que nos falta o nos quita, todo es parte de la misma y merece ser vivido con la misma intensidad.

También es muy importante poner en palabras la gratitud que sentimos, decir gracias nos exhibe más abiertos, más sensibles, mejora nuestras relaciones y nos posibilita un fluir más armónico.

Hay personas que por diferentes razones, no desarrollan la capacidad de expresar gratitud, perdiéndose así, un mundo emocional desconocido hasta entonces en un dar y recibir genuino. Tengamos en cuenta que al agradecer no sólo estamos mejorando nuestra realidad sino también la de los destinatarios de nuestro agradecimiento.

Nuestra vida puede ser maravillosa, viéndola como una escuela que nos proporciona un aprendizaje constante y nos apoya a ser mejores en todos los aspectos, por nosotros en primer lugar, y por los otros como destinatarios de nuestra propia transformación.

domingo, 3 de febrero de 2013

EL MUNDO TE ESTÁ ESPERANDO .





HOY TE PIDO QUE: entres en tu interior dispuesta a cambiar tu manera de pensar.

Conecta con los tesoros que tienes dentro y utilízalos. Cuando conectamos con nuestros tesoros interiores respondemos a la vida desde la magnificencia de nuestro ser.
 
Conecta con tus tesoros cada día

AMARSE A SÌ MISMO


 EXTRAÌDO DE :AMARSE A SÌ MISMO,CAMBIARÀ TU VIDA. DE LOUISE HAY 



La vida es muy simple. Recibimos lo que hemos dado.

Creo que todos somos responsables de todas las experiencias de nuestra vida, de las mejores y de las peores. Todos los pensamientos que tenemos van creando nuestro futuro. Cada uno de nosotros se crea su propia experiencia con las cosas que piensa y las palabras que dice

Las creencias son ideas y pensamientos que aceptamos como verdades. Lo que pensamos de nosotros mismos y del mundo se hace verdad para nosotros.

Aquello que decidimos creer puede expandir y enriquecer nuestro mundo. Cada día puede ser una experiencia emocionante, jubilosa y llena de esperanza, pero también puede dejarnos un saldo de tristeza, limitación y dolor. Dos personas que vivan en el mismo ambiente, en las mismas circunstancias, pueden percibir la vida de manera muy diferente. ¿Qué es lo que puede llevarnos de uno a otro de esos mundos? Yo estoy convencida de que son nuestras creencias. Cuando estamos dispuestos a cambiar la estructura primaria de nuestras creencias, entonces podemos experimentar un verdadero cambio en nuestra vida.

Sean cuales fueren las creencias que tengas sobre ti mismo y sobre el mundo, recuerda que sólo son pensamientos, ideas, y que las ideas se pueden cambiar.


Es probable que no estés de acuerdo con algunas de las ideas que me interesa que estudiemos juntos. Quizás alguna de ellas te resulte extraña e inquietante. No te preocupes. Sólo aquellas que sean adecuadas para ti llegarán a formar parte de tu propio ser. Nuestro subconsciente acepta todo aquello que decidimos creer. El Poder Universal jamás nos juzga ni nos critica. Se limita a aceptarnos por nuestro propio valor. Si tienes una creencia que te limita, esa creencia llegará a ser tu verdad. Si crees que eres demasiado bajo, demasiado gorda, demasiado alto, demasiado lista (o no lo suficiente), demasiado rico o demasiado pobre, o que eres incapaz de relacionarte con la gente, entonces esas creencias llegarán a ser tu verdad.

Recuerda que estamos hablando de pensamientos, y que los pensamientos se pueden cambiar. Nuestras opciones respecto de lo que pensamos son ilimitadas, y el momento del poder es siempre este momento, el presente.