lunes, 4 de febrero de 2013

EL PODER DE LA GRATITUD

Ser agradecido es una de las actitudes más bellas y que más transformaciones puede provocar en el ser humano.

Ser agradecido a la vida, a cada una de las experiencias, incluso las más difíciles, ya que de ellas se obtiene el mayor de los aprendizajes. Ser agradecido a lo vivido cada día, con todos sus matices, con sus luces y sus sombras.

Ser agradecidos por nuestro cuerpo, por ser la herramienta perfecta para movernos en este plano. También si tenemos dificultades o no contamos con la salud más óptima, ya que esta realidad puede enseñarnos a adaptarnos de otra manera.

Ser agradecido a los dones que nos hacen únicos e irrepetibles, al talento que nos posibilita expandir nuestro potencial y cumplir con nuestra misión, la que solo nosotros podemos realizar.

Ser agradecido por las oportunidades que tenemos cotidianamente de expresar buenos sentimientos y realizar loables acciones; por nuestra capacidad de amar, de reír, de llorar, de redescubrir lo que nos rodea con una mirada distinta.

Ser agradecido a las personas que formaron parte de nuestro camino y a las que nos acompañan en nuestro presente. Ser agradecido con las que entablamos lazos constructivos, que posibilitan sacar de nosotros, lo mejor, como también con las que tenemos relaciones difíciles, ya que de todas y cada una aprendemos y lo que con ellas vivamos nos ayuda a superarnos con la lección que nos dejan.

Ser agradecido con uno mismo, cuando nos prodigamos cuidados, nos protegemos y buscamos nuestro bienestar, sea éste, físico, mental o espiritual.

Ser agradecido, siempre y ante toda circunstancia; con los otros y con nosotros. Conservar esta capacidad cuando las situaciones no resultan como queremos, significa aceptar y honrar la vida, ya que a pesar de lo que consideremos que nos falta o nos quita, todo es parte de la misma y merece ser vivido con la misma intensidad.

También es muy importante poner en palabras la gratitud que sentimos, decir gracias nos exhibe más abiertos, más sensibles, mejora nuestras relaciones y nos posibilita un fluir más armónico.

Hay personas que por diferentes razones, no desarrollan la capacidad de expresar gratitud, perdiéndose así, un mundo emocional desconocido hasta entonces en un dar y recibir genuino. Tengamos en cuenta que al agradecer no sólo estamos mejorando nuestra realidad sino también la de los destinatarios de nuestro agradecimiento.

Nuestra vida puede ser maravillosa, viéndola como una escuela que nos proporciona un aprendizaje constante y nos apoya a ser mejores en todos los aspectos, por nosotros en primer lugar, y por los otros como destinatarios de nuestra propia transformación.

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