viernes, 23 de diciembre de 2011

ADICCIONES : ADIOS AL CIGARILLO


ASÌ PUEDE SER TU HISTORIA
Ella fumò durante muchos años; comenzò a hacerlo a los quince. En ese momento quería parecer sofisticada y adul­ta. Pensaba que los cigarrillos le iban bien para calmar los nervios pero lo  único que hacían era ponerla más nerviosa.
Igual que muchas per­sonas se convirtío en adicta, y le llevó bastante tiempo dejado finalmente para siempre.

Los cigarrillos son substitutos de muchas otras

cosas.


Pueden ser una cortina de humo para mantener alejadas a otras personas, pueden ser un substituto del compañeris­mo, una manera de controlar sentimientos , una forma de castigarse, e incluso un modo equivocado de controlar el peso. Sea cual sea la causa de que una persona comience a fumar, una vez que lo hace, el tabaco se convierte rápida­mente en una adicción muy difícil de abandonar. Ahora hay tabacaleras que añaden substancias que hacen aún más adictivos los cigarrillos.
¡VIVIR!

Cuando los fumadores deciden liberarse de ese hábito adictivo, hay muchos caminos para hacerlo. No tienen por qué luchar solos. Pero si es necesario  que realmente deseen dejar de fumar. Si este es tu caso, entonces la acupuntura puede eliminar tus deseos de fumar. Existen también mu­chos remedios homeopáticos, e infusiones. También puede resultarte útil masticar un trocito de raíz de regaliz. Mira si encuentras otras opciones en tu tienda de alimentos dieté­ticos.
En Alternative Medicine [Medicina alternativa], del Grupo Burton Goldberg, se recomienda tomar un baño con un cuarto de kilo de sales Epsom. Esto hace salir la nicoti­na por la piel. Después hay que ducharse y secarse con una toalla blanca. Te sorprenderá ver el residuo marrón que queda en la toalla, de la nicotina que ha excretado la piel.
Pienso que sería fabuloso que todo el mundo, fumado­res y no fumadores, escribieran a las empresas tabacaleras y les exigieran que dejaran de poner aditivos adictivos al tabaco de los cigarrillos. Esa es una práctica perversa, una expresión de la codicia cuyo costo es la salud del consumi­dor. Si el Gobierno no le pone fin a esto, entonces debe­mos hacerlo nosotros, el pueblo.



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