El enfado es algo normal y natural.
Generalmente nos enfadamos una y otra vez por
las mismas cosas, sentimos que no tenemos derecho a expresarlo,
de modo que nos lo tragamos.
Entonces el enojo tiende a instalarse en una
parte concreta de nuestro cuerpo, y se manifiesta como
enfermedad.
Durante años y años seguimos amontonando nuestro
fastidio en ese mismo lugar. Para sanar, deja salir tus
verdaderos sentimientos. Si no puedes expresárselos
directamente a la persona que los provoca, mírate al espejo y
habla con esa persona.
Díselo todo: «Estoy fastidiado contigo»;
«Tengo
miedo»; «Estoy alterada»; «Me has hecho daño». Y
sigue; sigue hasta que te hayas liberado de todo el enojo.
Entonces haz una inspiración profunda, mírate en el espejo y
pregunta: « ¿Cuál es la pauta que provocó esto? ¿Qué puedo hacer para
cambiar?»
Si logras cambiar el sistema de creencias que
desde adentro te crea ese comportamiento, no necesitarás seguir
repitiéndolo.
Una de las peores cosas que podemos hacer es
enfadarnos con nosotros mismos.
El enojo sólo sirve para encerramos más rígidamente dentro de nuestras pautas.
Louise Hay
No hay comentarios:
Publicar un comentario